USTACHA CROATA Y LA IGLESIA CATÓLICA
Alojzije Stepinac y Ante Pavelic.
Alojzije Stepinac y Ante Pavelic.
El Poglavnic o Líder Ante Pavelic.
El Poglavnic o Líder Ante Pavelic
A los medios de comunicación le encanta hablar de la Alemania Nazi, pero omite otro sangriento régimen: “La Ustacha Ultranacionalista Católica Croata”. El Régimen Ustacha (Estado “Independiente” de Croacia (NDH, Croata Hrvatska Nezavisna Država) nació en (1941) gracias a la invasión nazi fascista en Yugoslavia durante la Segunda Guerra Mundial. El Vaticano apoyó al Régimen Fascista Ustacha de Ante Pavelic, porque quería un poder católico en los Balcanes. El Poglavnic o Líder Ante Pavelic y sus seguidores habían estado exiliados en Italia bajo la protección de Benito Mussolini y eran buscados por Francia y Yugoslavia por organizar el asesinato del Rey Alejandro de Yugoslavia y el Primer Ministro Francés Louis Barthou. La Ustacha era una organización que combinaba las ideologías fascistas y católicas de construir una Croacia mediante la conversión al Catolicismo, la expulsión y la limpieza étnica de sus rivales religiosos, los serbios ortodoxos.
Acto de conversión en masa al Catolicismo de serbios ortodoxos en Dubica.
Conversión forzada. La Ustacha prometió a los serbios que se salvarían de la muerte si se convertían al Catolicismo. Miles fueron convertidos, sólo para ser asesinados de todas maneras.
Mile Budak (izquierda) con el Arzobispo Alojzije Stepinac (centro) durante la apertura de la Feria de Zagreb. Mile Budak fue uno de los partidarios más entusiastas del genocidio serbio.
En las palabras del propio Ministro de Educación y Cultura Ustacha Mile Budak: “Las bases del Movimiento Ustacha es la religión. Para las minorías como los serbios, judíos y gitanos tenemos tres millones de balas. Mataremos parte de los serbios, a otros los deportaremos y el resto será forzado a aceptar la Religión Católica Romana. De esta forma la Nueva Croacia se librará de todos los serbios en su seno para llegar a ser 100% católica en un periodo de 10 años”.
Ante Pavelic rodeado por el Episcopado Católico.
Alojzije Stepinac está a su derecha e Iván Saric a su izquierda.
Ante Pavelic con Monseñor Iván Saric.
Ante Pavelic con Monjas Católicas.
Ante Pavelic con Monjas Católicas.
Ustacha y la Iglesia Católica.
Ante Pavelic con Frailes Franciscanos.
El Sacerdote Católico Bralo da su sermón sobre un podio adornado con la “U” de Ustacha (Julio 12, 1942).
Este sentimiento fue repetido unos días después por un sacerdote de Udbina, de nombre Mate Mogus: “Hasta ahora hemos trabajado para la Fe Católica con el libro de plegarias y la cruz. Ahora ha llegado la hora de trabajar con el rifle y el revólver”.
Ante Pavelic y Adolf Hitler en una entrevista celebrada en Alemania el (9 de junio de 1941).
Líder Fascista Croata Ante Pavelic hace su primera visita de Estado a la Alemania nazi (16 de junio 1941). De izquierda a derecha: Hermann Wilhelm Göering, Ante Pavelic, Adolf Hitler.
Adolf Hitler, Ante Pavelic y Hermann Wilhelm Göering.
Por el “Holocausto Ustacha” podemos entender el asesinato, de manera salvaje y brutal, de, aproximadamente, 700.000 serbios ortodoxos, enemigos del Estado, judíos y gitanos, en la Croacia de la Segunda Guerra Mundial, entre (1941) y (1945), por parte de los hombres y mujeres del Movimiento Ultranacionalista y Antisemita Croata de Ante Pavelic Ustacha. Todo comenzó cuando, el (6 de abril de 1941), Adolf Hitler ordenó a la Wehrmacht la ocupación de Yugoslavia.
Ustacha y la Iglesia Católica.
Ustacha y la Iglesia Católica. Como Estado Clerical-Fascista que era Croacia, el clero católico se integró en los niveles más altos de gobierno. Arriba, el Arzobispo de Zagreb Alojzije Stepinac (extrema derecha) oficia una ceremonia de Estado de Croacia en (1941).
Ustacha y la Iglesia Católica.
Ustacha y la Iglesia Católica.
Ustacha y la Iglesia Católica.
Ustacha y la Iglesia Católica.
El (17 de febrero de 1942), Reinhard Heydrich, el supervisor inmediato de la Solución Final, conocido por su falta de sensibilidad, reportó al Reich Führer de la SS Heinrich Himmler: “El número de eslavos masacrados por los croatas de las formas más sádicas son estimados en 300,000.... La realidad es que en Croacia, los serbios que quedan vivos son aquellos que se han convertido al catolicismo, a quienes les es permitido vivir sin ser molestados..Debido a esto es claro que el estado de tensión serbo-croata es una lucha entre la Iglesia Católica y la Iglesia Ortodoxa”.
Ante Pavelic con Ramiro Marcone (Nuncio Papal).
Ante Pavelic con Ramiro Marcone (Nuncio Papal) y Giuseppe Masucci (Secretario del Nuncio Papal)
Ante Pavelic con Ramiro Marcone (Nuncio Papal).
Los italianos fascistas que controlaban una porción de Croacia durante la guerra estaban horrorizados por los Ustacha y lograron rescatar a un gran número de judíos y ortodoxos de la persecución Ustacha negándose a extraditar a los refugiados que llegaban a su zona de control.
Dinko Sakic.
Miroslav Filiopovic Majstorovic llegó a ocupar el cargo de Jefe Supremo de los Guardias del Complejo de Jasenovac, siendo conocido por su desmedida crueldad entre los guardias con el apodo de “Hermano Muerte” y el “Padre Satán”. Supuestamente expulsado de la Orden de los Franciscanos, Miroslav Filipovic fue ahorcado por Crímenes contra la Humanidad en (1946), vistiendo el hábito de la Orden de los Franciscanos.
Otro ejemplo de la participación activa de los católicos en el Holocausto Ustacha es Peter Brzica, estudiante de Derecho en la Universidad, era un miembro fanático de la Organización de los Cruzados Católicos.
Durante el (29 de agosto de 1942) y el (30 de agosto de 1942), Peter Brzica degolló a 1300 inocentes internados en uno de los Campos de Concentración y Exterminio de Jasenovac él solo, con un cuchillo. Como recompensa por tal brutalidad, recibió un reloj de oro y el título de Rey de los Asesinos.
Milan Bulajic, del Campo de Concentración y Exterminio de Jasenovac, relató, acerca de esta atrocidad, que, ante la llegada de nuevos internos al Complejo, había que “hacer sitio” a los recién llegados. Por ello: “[…] Pero [Peter] Brzica, Ante Zrinusic [Fraile Franciscano], Sipka y yo [el propio Bulajic] apostamos para ver quién mataría más prisioneros en una sola noche. La matanza comenzó y, después de una hora, yo maté a muchos más que ellos. Me sentía en el Séptimo Cielo. Nunca había sentido tal éxtasis en mi vida. Después de un par de horas había logrado matar a 1.100 personas, mientras los otros sólo pudieron asesinar entre 300 y 400 cada uno. Y después, cuando estaba experimentando mi más grandioso placer, noté a un viejo campesino parado mirándome con tranquilidad mientras mataba a mis víctimas y a ellos mientras morían con el más grande dolor. Esa mirada me impactó; de pronto me congelé y por un tiempo no pude moverme. Después me acerqué a él y descubrí que era del pueblo de Klepci [pequeño pueblo situado en Herzegovina, con una población de 400 habitantes de mayoría serbia, con miembros de las etnias croata y yugoslava], cerca de Capijina, y que su familia había sido asesinada, siendo enviado a Jasenovac después de haber trabajado en el bosque. Me hablaba con una incomprensible paz que me afectaba más que los desgarradores gritos que se sucedían a mí alrededor. De pronto sentí la necesidad de destruir su paz mediante la tortura y así, mediante su sufrimiento, poder yo restaurar mi estado de éxtasis para poder continuar con el placer de infligir dolor. Le apunté y le hice sentar conmigo en un tronco. Le ordené gritar “¡Viva Poglavnik Pavelic!”, o te corto una oreja. Vukasin [el nombre del anciano campesino] no habló. Le arranqué una oreja. No dijo una palabra. Le dije otra vez que gritara: “¡Viva Pavelic!” o te arranco la otra oreja. Se la arranqué. Grita: “¡Viva Pavelic!”, o te corto la nariz, y cuando le ordené por cuarta vez gritar: “¡Viva Pavelic!” y le amenacé con arrancarle el corazón con mi cuchillo, me miró y en su dolor y agonía me dijo: “¡Haga su trabajo, criatura!”. Esas palabras me confundieron, me congeló, y le arranqué los ojos, luego el corazón, le corté la garganta de oreja a oreja y lo tiré al pozo. Pero algo se rompió dentro de mí y no pude matar más durante toda esa noche. […] Pero [Peter] Brzica me ganó la apuesta, había matado a 1350 prisioneros. Yo pagué sin decir una palabra”.
Aunque los serbios ortodoxos eran el blanco principal de la campaña de limpieza étnica de los Ustachas, estos no eran los únicos. Acatando las directivas de Adolf Hitler y mediante una cantidad abundante de antisemitismo y racismo local, los Ustachas cazaron y exterminaron la gran mayoría de los judíos y gitanos del país. Mientras parte del horror nazi yacía en su fría aplicación de los principios de producción en masa y eficiencia a la “ciencia” del asesinato, los Ustachas elaboraban el genocidio de una forma más personal y primitiva que se caracterizaba por el placer personal y sádico de la tortura y la venganza de magnitud comparable con los peores crímenes de la Edad Media.
Entrada al Campo de Concentración y Exterminio de Jasenovac.
Campo de Concentración y Exterminio de Jasenovac.
Campo de Concentración y Exterminio de Jasenovac.
El Campo de Concentración y Exterminio de Jasenovac estaba situado a lo largo del río Sava. Miles de víctimas fueron arrojas al río Sava, algunos hasta llegar a Belgrado.
Campo de Concentración y Exterminio de Jasenovac.
Campo de Concentración y Exterminio de Jasenovac.
Campo de Concentración y Exterminio de Jasenovac.
Karlheinz Deschner describe el horror de esta manera: “Las ejecuciones en masa eran comunes, las víctimas eran degolladas y a veces despedazadas y muchas veces era común ver pedazos de carne colgadas en carnicerías con un cartel que decía 'carne humana'. Los crimines de los Alemanes de la KZ parecían pequeños comparados con las atrocidades cometidas por los católicos. Los Ustachas adoraban los juegos de tortura que se convertían en orgías nocturnas que incluían clavar clavos al rojo vivo debajo de las uñas, ponían sal en las heridas abiertas, cortaban todas las partes humanas concebibles y competían por el título de quien era el mejor en degollar sus víctimas. Quemaron iglesias ortodoxas llenas de gente, empalaron niños en Vlasenika y Kladany, cortaron narices, orejas y arrancaron ojos. Los italianos fotografiaron a un Ustacha que tenia 2 cadenas de lenguas y ojos alrededor de su cuello”.
Campo de Concentración y Exterminio de Jasenovac.
Campo de Concentración y Exterminio de Jasenovac.
Campo de Concentración y Exterminio de Jasenovac.
Campo de Concentración y Exterminio de Jasenovac.
Campo de Concentración y Exterminio de Jasenovac.
Campo de Concentración y Exterminio de Jasenovac.
Como los Nazis, el NDH mantenía una serie de Campos de Concentración y Exterminio, siendo el más notorio el Campo de Concentración y Exterminio de Jasenovac, un campo donde cientos de miles perecieron. A los asesinatos en masa en los campos de concentración se les sumaban innumerables crímenes en las aldeas y el campo.
Campo de Concentración y Exterminio de Jasenovac.
Campo de Concentración y Exterminio de Jasenovac.
Campo de Concentración y Exterminio de Jasenovac.
Campo de Concentración y Exterminio de Jasenovac.
Campo de Concentración y Exterminio de Jasenovac.
El blanco principal de los esfuerzos de exterminio eran las personas educadas, cualquiera que los Ustachas creyeran que tenía la capacidad de mantener una cultura e identidad serbia. Para los campesinos existía a veces la misericordia del rebautizo forzado, que eran conducidos en masa a lo largo de la campiña. A pesar de pequeñas disputas ocasionales sobre los detalles de cómo se realizaban las concesiones en masa, la Iglesia Católica por lo general, como así también el clero croata y el Vaticano consideraban las conversiones como una victoria del Catolicismo.
Campo de Concentración y Exterminio de Jasenovac.
Campo de Concentración y Exterminio de Jasenovac.
Campo de Concentración y Exterminio de Jasenovac.
Campo de Concentración y Exterminio de Jasenovac.
Campo de Concentración y Exterminio de Jasenovac.
Campo de Concentración y Exterminio de Jasenovac.
Campo de Concentración y Exterminio de Jasenovac.
Campo de Concentración y Exterminio de Jasenovac.
Campo de Concentración y Exterminio de Jasenovac.
Campo de Concentración y Exterminio de Jasenovac.
Campo de Concentración y Exterminio de Jasenovac.
El Papa Pío XII no solo no denunció la ilícita invasión nazi alemana, sino que se sintió satisfecho con la situación que se vivía en Yugoslavia, llegando a mostrar apoyo público a Ante Pavelic, diciendo que los Ustacha eran la “gran avanzada de la cristiandad”. Inmediatamente, los Ustacha pusieron en práctica una Política de Terror contra sus enemigos étnicos, políticos, históricos y religiosos: “Los judíos, los gitanos, los comunistas, los opositores y los serbios ortodoxos”.
La complicidad de la Iglesia Católica con este régimen sangriento fue lo suficientemente intenso como para promover conversiones forzadas de los sacerdotes no católicos, las masacres y los Campos de Concentración y Exterminio (Jasenovac, por ejemplo). La Ustacha fue tan cruel y sangrienta que sorprendió incluso a los alemanes y los italianos, que tenían que dar un freno a la Ustacha. . El líder religioso de la NDH, el Cardenal Alojzije Stepinac fue beatificado por el Papa Juan Pablo II en (1998). La Ustacha es un tema tabú en los grandes medios de comunicación nacionales e internacionales, gracias a la presión ejercida por la Iglesia Católica.
El Vaticano, después de la caída del NDH, nunca admitió ninguna relación con el régimen. Ni siquiera el sitio web oficial del Vaticano tiene texto repudio a la barbarie de NDH. El Papa Juan Pablo II nunca estuvo de acuerdo para visitar Jasenovac, una actitud compartida por el actual Papa, Benedicto XVI. El Vaticano, a través de su Banco, lavó el dinero robado por los fugitivos de los fascistas-católicos de Croacia (Ustacha) al final de la Segunda Guerra Mundial, y ayudó a muchos de los criminales de guerra de la Ustacha (NDH) como Ante Pavelic, Dinko Sakic y Andrija Artukovic a huir a Sudamérica y EUA.
La Secretaría de Estado del Vaticano no tomó ninguna medida seria, simplemente ordenó a sus informadores que evitasen roces con las Autoridades Croatas. El Ministerio de Justicia Croata reunió a los Obispos Católicos del país para exponerles la necesidad de acabar totalmente con los ortodoxos, y nada dijeron los representantes de Pío XII.
La consigna de Ante Pavelic caló hondamente en sus Ustachas, que se desataron una ola de sangre y violencia sin freno contra sus enemigos. Durante el período de gobierno de Ante Pavelic, el Nuncio Papal en Zagreb se ruinó al menos una vez con el Poglavnic Ante Pavelic, por supuesto, en términos amistosos.
Los informes alertando de la situación en Croacia continuaban llegando al Vaticano y continuaban siendo ignorados. Y no sólo ignorados: “Pío XII no dudó en mantener su apoyo encubierto a los Ustacha, reuniéndose con Ante Pavelic con motivo de una visita que éste realizó a Italia para firmar un Acuerdo con Benito Mussolini”. La entrevista permaneció en secreto, y se llevó a cabo de manera amistosa, llegando el Papa a permitir que Ante Pavelic besase su Anillo en señal de sumisión a la voluntad del Pontífice.
La reunión, en la que no se llevó a cabo ningún gesto reprobatorio por parte del Papa, terminó con un Ante Pavelic aún más decidido que antes a continuar su “Cruzada”. En (julio de 1941), Pío XII recibió al Jefe de Policía de Zagreb, acusado de Crímenes contra la Humanidad tras la Segunda Guerra Mundial, con el que mantuvo una reunión amistosa.
En (febrero de 1942), el Papa se reunió con un Grupo de las Juventudes Ustacha, si bien se mostró disgustado con ellos, eso sí, no por las atrocidades que cometían, sino porque “a pesar de todo, nadie quería reconocer al único y verdadero enemigo de Europa: No se había iniciado una auténtica Cruzada Militar común contra el Bolchevismo”.
Tras la Segunda Guerra Mundial, los historiadores hallaron, en los Archivos del Ministerio de Asuntos Exteriores Italiano, la prueba concluyente de que el Vaticano estuvo al corriente, desde un primer momento, de las atrocidades Ustacha, y no hicieron nada por intentar denunciarlas o detenerlas.
Las pruebas de la relación entre la Iglesia Católica y el Movimiento Ustacha consisten en informes de Agentes Católicos en Croacia que relataban los asesinatos masivos de habitantes de distintos pueblos cuyo “crimen” era ser de mayoría ortodoxa.
El (22 de junio de 2003), el Papa Juan Pablo II fue protagonista de un gran escándalo en Croacia al beatificar al católico Iván Merz, que fundó, en (1923), la Asociación Croata de las Águilas, precursora del Movimiento Ustacha.
El Poglavnic Ante Pavelic llega a la Catedral de Zagreb en el día de la apertura del Sabor (La Legislatura Nacional); lo recibe el Arzobispo de Zagreb Alojzije Stepinac, (1942).
A pesar de todas las palabrerías de perdón, la Iglesia Católica canonizó a un Santo Patrono del Genocidio: El Arzobispo de Zagreb Alojzije Stepinac. El (4 de Octubre de 1998) el Papa Juan Pablo II viajo a la República de Croacia para beatificar a un héroe nacional de ese país, Alojzije Stepinac, Arzobispo de Zagreb durante la Segunda Guerra Mundial. Al hacer esto Juan Pablo II demuestra el verdadero cometido de la Iglesia Católica de sostener y apoyar su historia, no importa que salvaje y criminal haya sido. Oficialmente, Alojzije Stepinac fue honrado como mártir de la Iglesia Católica en su más reciente cruzada, la cruzada contra el Comunismo. Pero al transformar a este fanático en Santo, el Papa Juan Pablo II absolvió a Alojzije Stepinac de su complicidad en los crímenes de genocidio contra los serbios, judíos y romas (gitanos) que tuvieron lugar en el estado Títere Nazi de Croacia durante la Segunda Guerra Mundial. Este acto pone en duda la sinceridad de la Iglesia Católica en su reciente publicitada campaña de blanqueamiento de su pasado e historia mediante el pedido de perdón en una forma muy generalizada. Al beatificar a Alojzije Stepinac el Papa Juan Pablo II se unió en una causa común con aquellos que niegan que jamás haya ocurrido el Holocausto Nazi y Ustacha.
Al transformar a Alojzije Stepinac en Santo, la Iglesia Católica trata de enterrar uno de los capítulos más negros de su historia. En Croacia la Iglesia no solamente se desentendió del genocidio que se estaba desencadenando, sino que fue un participe entusiasta y activo. Sacerdotes y monjes fueron protagonistas de atrocidades, los Obispos promovían el antisemitismo y difamaban a los serbios ortodoxos al mismo tiempo que judíos y serbios ortodoxos eran exterminados y convertidos a la fuerza a lo largo y a lo ancho de Croacia. Todo mientras el Vaticano esperaba ver si este experimento social serviría para avanzar sus intereses. La Iglesia Católica todavía no ha pedido perdón y ni siquiera ha reconocido la existencia de este genocidio. Ahora San Stepinac tapa la memoria y su responsabilidad.
Como Arzobispo de Zagreb y Vicario Militar de las Fuerzas Armadas Ustacha, Alojzije Stepinac era la cabeza de facto de la Iglesia Católica en Croacia durante la Segunda Guerra Mundial. En un régimen que reconocía al Catolicismo como el corazón de su identidad nacional, la importancia e influencia del Arzobispo de Zagreb Alojzije Stepinac en los eventos que ocurrieron durante y después de la guerra fueron importantes.
No existen dudas que él vio con agrado el establecimiento del Estado Ustacha como la realización de cientos de años de aspiraciones de independencia Croata. En una carta pastoral publicada menos de un mes después de la fundación de la NDH, Alojzije Stepinac consagra y legitima el nuevo régimen: “Aunque se vean confusos los funestos eventos de hoy y aunque variados sean los factores que tienen influencia sobre el curso de los eventos, uno de todas formas puede ver la influencia de la mano divina”.
De la misma forma aplaudió el establecimiento del dogma católico como ley en las fases iniciales del establecimiento del régimen. Vio con particular beneplácito la ley que decretaba la pena de muerte por el aborto y la ley que imponía 30 días de cárcel por insultar (17). No hay duda que de la mima forma le alegró enormemente el final de la tolerancia religiosa. En un diario se cuentan los detalles de la primera entrevista con el Poglavnic Ante Pavelic, Alojzije Stepinac anota con evidente aprobación la venidera represión de las religiones rivales. “El Arzobispo le dio su bendición por su trabajo.... Cuando el Arzobispo había concluido, el Poglavnic contesto que deseaba dar todo su apoyo a la Iglesia Católica. También dijo que arrancaría de sus raíces a la secta denominada Viejos Católicos que no era más que una organización para el divorcio. Continúo diciendo que no mostraría ningún tipo de tolerancia hacia la Iglesia Ortodoxa, porque a su parecer, no era una Iglesia sino una organización política. Todo esto dejó al Arzobispo con la impresión que el Poglavnic era un católico sincero y que la Iglesia Católica tendría libertad de acción, aunque el Arzobispo no se autoengaña pensando que todos estos planes son fáciles de ejecutar”.
La intolerancia religiosa de los Ustacha fue el mayor factor por el cual Alojzije Stepinac apoyaba al Régimen Ustacha a lo largo de la guerra. Llego un momento que el mismo se quejo amargamente que los italianos fascistas que ocupaban parte de Croacia durante la guerra permitían tanta libertad religiosa que amenazaban la estabilidad del Estado. Alojzije Stepinac le escribe al Obispo de Mostar diciendo: “Los italianos han vuelto y han reimpuesto su autoridad civil y militar. Las iglesias cismáticas revivieron inmediatamente después de su regreso y los sacerdotes Ortodoxos hasta ahora escondidos volvieron a reaparecer con libertad. Los italianos parecen favorecer a los serbios y perjudicar a los católicos”.
Alojzije Stepinac también envió una queja similar Ministro de Asuntos Italianos en Zagreb: “Ocurre que en los territorios croatas anexados por Italia se puede observar una caída constante de la vida religiosa y un evidente viraje del catolicismo al cisma. Si la parte más católica de Croacia dejaría de serlo en el futuro, la culpa y la responsabilidad ante Dios y la historia seria de la Italia católica. El aspecto religioso de este problema lo transforma en mi obligación y deber hablar en términos simples y abiertos desde el momento que yo personalmente soy el responsable del bienestar religioso de Croacia”.
Alojzije Stepinac también estudió las posibilidades de enriquecer a la Iglesia Católica a expensa de sus depuestos rivales ortodoxos. El Arzobispo de Zagreb específicamente pide al Poglavnic Ante Pavelic que le entregara el Monasterio Serbio Orahovica a los Monjes Trapistas que el Führer Adolf Hitler había evacuado de su Monasterio en Reichenberg.
Cuando el futuro de la guerra ya se veía que estaba en su contra Stepinac sufrió algunos ataques de humanitarismo. Debido a esto, algunos croatas revisionistas pidieron al Yad Vashem Israelí el incluir a Stepinac en su “Lista de Justos”. El pedido ha sido denegado 2 veces. Un representante del Yad Vashem dijo: “Personas que ocasionalmente ayudaron a un judío y colaboraron simultáneamente con un régimen Fascista que fue parte del plan de exterminio Nazi contra los judíos pueden ser descalificado para el título de “Los Justos””.
Los ataques de humanidad de Alojzije Stepinac realmente fueron muy poco comunes. Por ejemplo en su reporte al Vaticano fechado, (mayo de 1943), él declara con orgullo el gran número de conversiones, hasta ese momento 240000, como uno de los logros del Régimen Ustacha Croata y su preocupación por el Régimen Ustacha Croata si éste fuera a caer. Su defensa de la NDH fue completa y hasta incluyo la defensa y justificación de las políticas y leyes antisemitas del Estado Ustacha. Lobkowicz, el Representante Ustacha en el Vaticano describe el racionamiento del Arzobispo Alojzije Stepinac de esta manera: “De acuerdo a la información recibida de varias fuentes y de acuerdo con las declaraciones del mismo Arzobispo, podemos decir que él ha reportado muy positivamente sobre Croacia. Él reveló que ha guardado silencio sobre algunas cosas con las cuales no está completamente de acuerdo, para poder mostrar a Croacia de la mejor forma posible. Él ha mencionado nuestras leyes contra el aborto, un punto muy bien recibido en el Vaticano. Basando sus argumentos en estas leyes, el Arzobispo ha justificado en parte los métodos usados contra los judíos, quienes son en nuestro país los más grandes defensores de crímenes de este tipo y sus más frecuentes perpetradores”.
Alojzije Stepinac y el resto del Clero Católico apoyaron el ataque de los Nazis a la URSS (Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas) en (junio de 1941) como una Cruzada Cristiana. Katholicki List dice: “En conjunto con el mundo civilizado y el mundo cristiano nosotros apoyamos la necesidad de esta operación en el cuerpo de la humanidad en la creencia que el ejército alemán triunfara en extraer el diente envenenado de los Comunistas y quitar el veneno del organismo de la humanidad”. En (1942), Alojzije Stepinac reafirmo su identificación con la causa de los países del Eje: “La totalidad del mundo civilizado está luchando contra los terribles peligros del comunismo que ahora no solamente amenaza al cristianismo, sino también a todos los valores positivos de la humanidad... Hasta hace poco la Iglesia se encontraba virtualmente sola en su opinión de este peligro que asecha a todo el mundo civilizado”.
Stella Alexander caritativamente sugiere que una opinión “tan limitada del mundo” demuestra que Alojzije Stepinac “tenía dificultades de comprender cualquier cosa más allá de los límites de Croacia, con excepción del Vaticano, por supuesto”. De hecho, tales opiniones eran típicas de los sacerdotes católicos a través de Europa con sus afiliaciones pro nazi alentadas por un anticomunismo fanático.
Después de (1943), cuando ya era obvio que el curso de la guerra iba contra Alemania Nazi, su odio desenfrenado contra el Comunismo se transforma en la fuerza motivadora de Stepinac en su desesperado apoyo al Régimen Ustacha. Su idea de Croacia como bastión de la Iglesia Católica contra la Iglesia Ortodoxa fue gradualmente reemplazada por la noción que la independencia de Croacia debía ser preservada a cualquier costo como una fortaleza contra el impío y ateo Comunismo.
Los últimos años del Régimen Ustacha forman un patrón de quejas privadas, apoyo público y encubrimientos por parte de Alojzije Stepinac. Al final de cuentas sus acciones muestran su claro apoyo a las metas del Ultranacionalismo y Antisemitismo Croata y a la forma de Gobierno Clero-Fascista Ustacha como más que simple motivación personal. A través de la duración de la Segunda Guerra Mundial continuo sin descanso sus esfuerzos de cabildeo en beneficio de la NDH dentro del Vaticano, participó en un gran número de ceremonias públicas celebrando al estado Ustacha y recibió condecoraciones militares por parte del Régimen Ustacha hasta el último día de su derrota en (1944). A último momento en un esfuerzo desesperado por salvar su pellejo de las consecuencias de sus actos, trató de salvar a alguna víctima y pidió menos crueldad a los croatas. Cuando la derrota era inevitable tomó posesión de los archivos Ustacha y una buena parte del oro saqueado.
Poco después del final de la guerra Alojzije Stepinac fue enjuiciado por el Gobierno Comunista de Yugoslavia después de reiterados pedidos del Vaticano que lo dejaran libre. Fue enjuiciado por su colaboración con la Ustacha y por su apoyo a los ex-Ustachas denominados Krizari (Cruzados), un grupo terrorista que atacaba intermitentemente en territorio yugoslavo. Aunque el desarrollo del juicio no fue completamente imparcial, el dictamen de culpable fue completamente justo. Alojzije Stepinac no era un simple anti comunista. Durante la guerra había ayudado y favorecido a un invasor como así también había presidido sobre una organización clerical que apoyaba y ejecutaba el genocidio y después de la guerra, apoyo las acciones terroristas de un grupo cuyo fin era la desestabilización del gobierno yugoslavo. En su juicio su única defensa fue “Tengo mi conciencia tranquila”, una frase que suena completamente vacía cuando la comparamos con la realidad diaria del Régimen Ustacha. ¿Qué clase de “santo” podría tener una conciencia tranquila después de haber presenciado y participado en actos horrorosos en nombre de su religión? Solamente un individuo moralmente corrupto podría sentir tan poca responsabilidad y remordimiento. Solamente una Iglesia Católica moralmente corrupta podría tomar a tal individuo como un “santo”.