La red de fuga en que intervino el Vaticano se llamó la “Ruta de las Ratas” o la “Ruta de los Monasterios” y fue la más eficaz de todas las vías de escape planificadas por los conjurados de la Maison Rouge de Estrasburgo. Estimaciones coincidentes indican que 5000 jefes nazis alcanzaron a escapar gracias a esta organización. Su sede central estaba en Roma, Italia operaba desde oficinas propias bajo la cobertura de la “Pontificia Comisión de Asistencia” (PCA) a la que Pio XII (Eugenio María Giovanni Pacelli) había conferido competencia exclusiva en el manejo de los temas vinculados a prisioneros y refugiados de guerra. El cerebro era el Obispo Austríaco Alois Hudal, Jefe de la Sección Austríaca de la PCA y Rector del Colegio Alemán Santa María dell’ Anima, sito en Piazza Navona, en Roma, Italia. Alois Hudal, ferviente nacionalista y antisemita austríaco.
El “Ángel de la Muerte”, "Ángel Blanco de Alemania" o el “Doctor Auschwitz” Joseph Mengele (1911 - 1979), militar, político, médico, antropólogo y biólogo nazi alemán. Su siniestra fama se convirtió en terrible leyenda cuando desapareció después de la Segunda Guerra Mundial. Durante 34 años vivió huido e impune, bajo un sinfín de nombres, protegido por otros nazis en Latinoamérica, hasta que en (1979) murió ahogado en una playa de Brasil. Los intentos de localizarlo y capturarlo fracasaron siempre. Hasta (1985) no se pudo confirmar su muerte.
Ahora, muchos años después de ahogarse en la playa brasileña de Bertioga, salen a la luz unas cartas inéditas suyas a amigos y familiares que demuestran que Joseph Mengele murió como un nazi convencido y firme defensor de la pureza aria como defensa contra el contagio de debilidades y vicios de las "razas inferiores". Son 85 escritos confiscados hace 20 años en la casa de amigos suyos y después olvidados en los archivos de la policía brasileña. Ahora han sido traducidos del alemán y publicados por el diario Folha de São Paulo. Son testimonios banales de la vida de fugitivo de quien sin duda fue uno de los asesinos más crueles y sofisticados de la historia. Pero una y otra vez aparecen comentarios y reflexiones que revelan a un Joseph Mengele que de nada se arrepentía y seguía obsesionado por la pureza de las razas superiores y la validez de los principios ideológicos del Nacionalsocialismo (Nazismo) a los que de forma tan destacada sirvió.
En uno de los documentos, destinado a su diario en (1976), escribió que estaba leyendo las memorias de Albert Speer, el que fuera Ministro de Armamento y arquitecto favorito de Adolf Hitler. Albert Speer, juzgado en Núremberg, escribió sus memorias mientras cumplía los 20 años de condena que le fue impuesta.
El ángel de la muerte ve en el libro disculpas y lamentos inaceptables. "Se ha humillado [Speer] y se muestra arrepentido, lo que resulta muy lamentable", comenta Joseph Mengele. Aunque en ninguna de las cartas aparece referencia a su paso por Auschwitz, sí hay frecuentes comentarios sobre el "peligro de la mezcla de razas siempre que no sean muy similares". Según dice en (1972), Latinoamérica "corre un serio peligro si disminuye el peso de las razas nórdicas; la civilización creada por los europeos en otras partes del mundo sólo es ejemplo de éxito allí donde los blancos no se han mezclado". Y elogia la segregación racial de Sudáfrica, entonces en su cenit. A EUA le augura un futuro de ruina por "su exceso de mezcla". En otra carta protesta porque una sobrina suya tiene un novio de origen alemán que no comparte "la ideología aria". Joseph Mengele vivió tres años escondido en Baviera tras la guerra y después, gracias a las redes de apoyo nazis, huyó a la Argentina de Juan Domingo Perón; después, a Paraguay, y finalmente se instaló en Brasil. Allí murió sin ser juzgado siquiera por su conciencia, como revelan sus escritos después de 34 años de ser uno de los criminales más buscados del mundo.
Los gemelos resultaban particularmente interesantes para los ensayos científicos de Joseph Mengele. Dicho interés radicaba en las profundas influencias inculcadas por Otmar von Verschuer y Ferdinand Sauerbruch del Instituto Kaiser Wilhelm de Genética y Eugenesia, donde adquirió los conceptos de herencia y raza pura y el problema judío era el núcleo de las discusiones. Joseph Mengele, siguiendo los pasos de Von Verschuer, había desarrollado un fuerte interés por los gemelos como una fuente de información acerca de estos conceptos, por tanto, cuando supo que el Campo de Concentración de Concentración y Exterminio de Auschwitz, Polonia era su destino, no pudo ocultar su satisfacción, pues el campo de concentración era para él un laboratorio lleno de ratas judías.
A partir de (1943), los gemelos eran seleccionados y ubicados en barracones especiales. Cuando en la rampa de selección localizaba gemelos, para éstos constituía una esperanza de alargar la vida el pertenecer a esa condición. Los gemelos eran ubicados en un recinto especial y eran tratados algo mejor que los demás internos. Prácticamente todos los experimentos de Joseph Mengele carecían de valor científico, pero fueron financiados por el Gobierno Nazi. Incluyeron, por ejemplo, intentos de cambiar el color de los ojos mediante la inyección de sustancias químicas en los ojos de niños, amputaciones diversas y otras cirugías brutales y, documentado al menos en una ocasión, un intento de crear siameses artificialmente mediante la unión de venas de hermanos gemelos (la operación fue un fracaso y el único resultado fue que las manos de los niños se infectaron gravemente).
Las personas objeto de los experimentos de Joseph Mengele, en caso de sobrevivir al experimento, fueron casi siempre asesinados para su posterior disección. Joseph Mengele extraía los ojos a sus víctimas y los colocaba en una pared como un muestrario de las variedades heterocromas que existían. Intentó también por la vía química cambiar el color de pelo de los internos mediante la aplicación de dolorosas inyecciones subcutáneas y en algunos casos realizó castraciones y experimentos en la médula espinal dejando paralizados a los intervenidos.
En cooperación con otros médicos, Joseph Mengele intentó también buscar un método de esterilización masiva; muchas de las víctimas fueron mujeres a las que se les inyectaban diversas sustancias, sucumbiendo muchas de ellas o quedándose estériles en muchos otros casos. En otras ocasiones realizaba experimentos sumergiendo en agua helada a internos fuertes para observar sus reacciones ante la hipotermia.
También cooperó con su contraparte de la aviación, el médico Sigmund Rascher de la Luftwaffe, en algunos experimentos sometiendo a personas a cambios de presiones extremos. Los individuos perecían en medio de horrorosas convulsiones por excesiva presión intracraneal. Sigmund Rascher fue el equivalente de Joseph Mengele en el campo de la experimentación con humanos, pero con fines militares. Su perversidad anduvo a la par con este último, pero su historia y final fueron muy distintos.
Joseph Mengele también realizó experimentos con gitanos y judíos que tenían deformidades, enfermedades hereditarias (enanismo, síndrome de Down), siameses e incluso con mellizos, diseccionándolos vivos y sumergiendo luego sus cadáveres en una tina con un líquido que consumía las carnes, dejando libres los huesos. Los esqueletos eran enviados a Berlín como un macabro muestrario de la degeneración física de los judíos. Otra de sus líneas de "investigación" fue el virus etno-específico. Joseph Mengele llegó a tener una colección particular de condenados especialmente escogidos para servir en sus ensayos, el trato recibido no era mejor que el de los condenados a las cámaras de gas.
En (1944), Joseph Mengele deseaba un cambio: Aunque estaba orgulloso de sus experimentos, pretendió ascender en el escalafón de las Waffen SS haciéndose evaluar por un inspector. El informe emitido por un Coronel SS destacaba la personalidad, profesionalidad y celo del deber de Joseph Mengele, que le daban méritos para un ascenso y un nuevo puesto. Sin embargo, por motivos desconocidos, nunca se le reasignó desde Auschwitz. Joseph Mengele hizo en una ocasión cargar un vagón de tren con unos cajones que los internos notaron "demasiado pesados para su volumen". Los cajones iban dirigidos a Günzburg y algunos internos dedujeron (correctamente) que los cajones contenían lingotes de oro, provenientes de las extracciones dentales de las víctimas del campo. Éste fue uno de los primeros indicios de que Joseph Mengele había presentido el fin del Tercer Reich (Alemania Nazi).
El escritor argentino Tomás Eloy Martínez, en agosto de (1985) en la Revista “El Periodista” de Buenos Aires, evocando una conversación que tuvo con Juan Domingo Perón en setiembre de (1970) cuenta que el General recibía a menudo en su palacio presidencial la visita de un genetista que trabajaba sobre el mejoramiento de los animales en una propiedad del Paraguay y hacía maravillas. Cuando le preguntó el nombre del científico prodigio, Juan Domingo Perón sacudiendo la cabeza le contestó: “¿Quién sabe?, era uno de los bávaros cultivados y orgullosos de sus orígenes. Espere, si yo recuerdo bien, se llamaba Gregor. Era el Doctor Gregor”.
El (20 de junio de 1949), Helmut Gregor (un italiano nacido en Trento) llegó a Argentina exhibiendo el Pasaporte N°100.501 de la Cruz Roja Internacional. En realidad este era el alias bajo el cual se escondía el más sádico de los criminales de guerra: El “Angel de la Muerte” Joseph Mengele, y del que no pondremos su curriculum por motivos de espacio y por ser ampliamente conocido. Joseph Mengele llegó a Latinoamérica por Argentina, donde vivió hasta (1954) como el Doctor Helmut Gregor. El (25 de febrero de 1954) obtuvo sus documentos argentinos y el (25 de julio de 1956) se casó en Nueva Helvecia, departamento de Colonia, Uruguay, con su verdadero nombre españolizado como José Mengele con Martha María Will, viuda de su hermano Karl. A fines de (1959) o principios de (1960) escapa de la Argentina probablemente a Paraguay vía Uruguay y Brasil. Sobre esta huida del “Angel de la Muerte” queremos detenernos un instante, porque aquí aparece nuevamente la Iglesia Católica Apostólica Romana mezclada en esta siniestra historia.
Existe un documento exhumado en diciembre de (1985) por el periodista argentino Horacio Verbitsky, que hecha luz sobre la relación de los nazis con el General Argentino Osiris Guillermo Villegas, de conocida militancia ultraderechista. El “papel” (fechado en mayo de 1964) está agregado al expediente que sobre el criminal de guerra tenía el Consulado de Alemania en Buenos Aires, Argentina y lleva la firma del Doctor Orestes Frondizi. Allí se dice que luego de la captura de Adolf Eichmann, miembros de la colonia nazi le pidieron a Villegas un juego de documentos para que Joseph Mengele pudiera salir del país.
La tarea le fue encomendada al ex capitán de la “Wehrmacht” Otto Kempe, que estaba conectado con el referido oficial argentino, a quién recibía habitualmente en su casa de Acassusso. A los pocos días Osiris Guillermo Villegas consiguió una cédula de identidad falsa con el número 4.039.316 a nombre de Alfredo Mayen, y ese fue el documento que usó Joseph Mengele para salir del país. La cédula y el pasaporte correspondiente fueron confiados (para que se las hiciera llegar a Joseph Mengele) a la hermana del Ex-General de las SS Wilhem Lohmann, quién había sido Jefe de la Policía de Adolf Hitler en Polonia, siendo posteriormente detenido y acusado en Bonn, Alemania en marzo de (1960) por el asesinato de más de 300.000 personas en el Campo de Concentración y Exterminio de Kulm, Suiza.
Esta mujer que se llamaba Hedwig Theresa Lohmann, se había ido a Argentina en (1952), trabajó en un estudio jurídico de la calle Lavalle al 1473, luego en la gerencia de Schering Argentina y posteriormente en la sección administrativa de la Mercedes Benz Argentina, donde también había trabajado también Karl Adolf Eichmann. Ya en poder de los documentos falsos, Joseph Mengele viajó a Uruguay vía Colonia. Una vez allí, y según se puede leer textualmente en el Semanario “El Periodista” de Buenos Aires, de fecha (22 de noviembre de 1985), donde se relata detallada y documentadamente la fuga del “Angel de la Muerte” de Argentina, “…un primo de los Lohmann, el cura católico Ahrens, sacerdote redentorista con residencia en Montevideo, fue quién esperó a Mengele en el puerto de Colonia, y lo acompañó después hasta la ciudad de Rivera, donde pasó clandestinamente a Brasil”.
Ahora, muchos años después de ahogarse en la playa brasileña de Bertioga, salen a la luz unas cartas inéditas suyas a amigos y familiares que demuestran que Joseph Mengele murió como un nazi convencido y firme defensor de la pureza aria como defensa contra el contagio de debilidades y vicios de las "razas inferiores". Son 85 escritos confiscados hace 20 años en la casa de amigos suyos y después olvidados en los archivos de la policía brasileña. Ahora han sido traducidos del alemán y publicados por el diario Folha de São Paulo. Son testimonios banales de la vida de fugitivo de quien sin duda fue uno de los asesinos más crueles y sofisticados de la historia. Pero una y otra vez aparecen comentarios y reflexiones que revelan a un Joseph Mengele que de nada se arrepentía y seguía obsesionado por la pureza de las razas superiores y la validez de los principios ideológicos del Nacionalsocialismo (Nazismo) a los que de forma tan destacada sirvió.
En uno de los documentos, destinado a su diario en (1976), escribió que estaba leyendo las memorias de Albert Speer, el que fuera Ministro de Armamento y arquitecto favorito de Adolf Hitler. Albert Speer, juzgado en Núremberg, escribió sus memorias mientras cumplía los 20 años de condena que le fue impuesta.
El ángel de la muerte ve en el libro disculpas y lamentos inaceptables. "Se ha humillado [Speer] y se muestra arrepentido, lo que resulta muy lamentable", comenta Joseph Mengele. Aunque en ninguna de las cartas aparece referencia a su paso por Auschwitz, sí hay frecuentes comentarios sobre el "peligro de la mezcla de razas siempre que no sean muy similares". Según dice en (1972), Latinoamérica "corre un serio peligro si disminuye el peso de las razas nórdicas; la civilización creada por los europeos en otras partes del mundo sólo es ejemplo de éxito allí donde los blancos no se han mezclado". Y elogia la segregación racial de Sudáfrica, entonces en su cenit. A EUA le augura un futuro de ruina por "su exceso de mezcla". En otra carta protesta porque una sobrina suya tiene un novio de origen alemán que no comparte "la ideología aria". Joseph Mengele vivió tres años escondido en Baviera tras la guerra y después, gracias a las redes de apoyo nazis, huyó a la Argentina de Juan Domingo Perón; después, a Paraguay, y finalmente se instaló en Brasil. Allí murió sin ser juzgado siquiera por su conciencia, como revelan sus escritos después de 34 años de ser uno de los criminales más buscados del mundo.
Los gemelos resultaban particularmente interesantes para los ensayos científicos de Joseph Mengele. Dicho interés radicaba en las profundas influencias inculcadas por Otmar von Verschuer y Ferdinand Sauerbruch del Instituto Kaiser Wilhelm de Genética y Eugenesia, donde adquirió los conceptos de herencia y raza pura y el problema judío era el núcleo de las discusiones. Joseph Mengele, siguiendo los pasos de Von Verschuer, había desarrollado un fuerte interés por los gemelos como una fuente de información acerca de estos conceptos, por tanto, cuando supo que el Campo de Concentración de Concentración y Exterminio de Auschwitz, Polonia era su destino, no pudo ocultar su satisfacción, pues el campo de concentración era para él un laboratorio lleno de ratas judías.
A partir de (1943), los gemelos eran seleccionados y ubicados en barracones especiales. Cuando en la rampa de selección localizaba gemelos, para éstos constituía una esperanza de alargar la vida el pertenecer a esa condición. Los gemelos eran ubicados en un recinto especial y eran tratados algo mejor que los demás internos. Prácticamente todos los experimentos de Joseph Mengele carecían de valor científico, pero fueron financiados por el Gobierno Nazi. Incluyeron, por ejemplo, intentos de cambiar el color de los ojos mediante la inyección de sustancias químicas en los ojos de niños, amputaciones diversas y otras cirugías brutales y, documentado al menos en una ocasión, un intento de crear siameses artificialmente mediante la unión de venas de hermanos gemelos (la operación fue un fracaso y el único resultado fue que las manos de los niños se infectaron gravemente).
Las personas objeto de los experimentos de Joseph Mengele, en caso de sobrevivir al experimento, fueron casi siempre asesinados para su posterior disección. Joseph Mengele extraía los ojos a sus víctimas y los colocaba en una pared como un muestrario de las variedades heterocromas que existían. Intentó también por la vía química cambiar el color de pelo de los internos mediante la aplicación de dolorosas inyecciones subcutáneas y en algunos casos realizó castraciones y experimentos en la médula espinal dejando paralizados a los intervenidos.
En cooperación con otros médicos, Joseph Mengele intentó también buscar un método de esterilización masiva; muchas de las víctimas fueron mujeres a las que se les inyectaban diversas sustancias, sucumbiendo muchas de ellas o quedándose estériles en muchos otros casos. En otras ocasiones realizaba experimentos sumergiendo en agua helada a internos fuertes para observar sus reacciones ante la hipotermia.
También cooperó con su contraparte de la aviación, el médico Sigmund Rascher de la Luftwaffe, en algunos experimentos sometiendo a personas a cambios de presiones extremos. Los individuos perecían en medio de horrorosas convulsiones por excesiva presión intracraneal. Sigmund Rascher fue el equivalente de Joseph Mengele en el campo de la experimentación con humanos, pero con fines militares. Su perversidad anduvo a la par con este último, pero su historia y final fueron muy distintos.
Joseph Mengele también realizó experimentos con gitanos y judíos que tenían deformidades, enfermedades hereditarias (enanismo, síndrome de Down), siameses e incluso con mellizos, diseccionándolos vivos y sumergiendo luego sus cadáveres en una tina con un líquido que consumía las carnes, dejando libres los huesos. Los esqueletos eran enviados a Berlín como un macabro muestrario de la degeneración física de los judíos. Otra de sus líneas de "investigación" fue el virus etno-específico. Joseph Mengele llegó a tener una colección particular de condenados especialmente escogidos para servir en sus ensayos, el trato recibido no era mejor que el de los condenados a las cámaras de gas.
En (1944), Joseph Mengele deseaba un cambio: Aunque estaba orgulloso de sus experimentos, pretendió ascender en el escalafón de las Waffen SS haciéndose evaluar por un inspector. El informe emitido por un Coronel SS destacaba la personalidad, profesionalidad y celo del deber de Joseph Mengele, que le daban méritos para un ascenso y un nuevo puesto. Sin embargo, por motivos desconocidos, nunca se le reasignó desde Auschwitz. Joseph Mengele hizo en una ocasión cargar un vagón de tren con unos cajones que los internos notaron "demasiado pesados para su volumen". Los cajones iban dirigidos a Günzburg y algunos internos dedujeron (correctamente) que los cajones contenían lingotes de oro, provenientes de las extracciones dentales de las víctimas del campo. Éste fue uno de los primeros indicios de que Joseph Mengele había presentido el fin del Tercer Reich (Alemania Nazi).
El escritor argentino Tomás Eloy Martínez, en agosto de (1985) en la Revista “El Periodista” de Buenos Aires, evocando una conversación que tuvo con Juan Domingo Perón en setiembre de (1970) cuenta que el General recibía a menudo en su palacio presidencial la visita de un genetista que trabajaba sobre el mejoramiento de los animales en una propiedad del Paraguay y hacía maravillas. Cuando le preguntó el nombre del científico prodigio, Juan Domingo Perón sacudiendo la cabeza le contestó: “¿Quién sabe?, era uno de los bávaros cultivados y orgullosos de sus orígenes. Espere, si yo recuerdo bien, se llamaba Gregor. Era el Doctor Gregor”.
El (20 de junio de 1949), Helmut Gregor (un italiano nacido en Trento) llegó a Argentina exhibiendo el Pasaporte N°100.501 de la Cruz Roja Internacional. En realidad este era el alias bajo el cual se escondía el más sádico de los criminales de guerra: El “Angel de la Muerte” Joseph Mengele, y del que no pondremos su curriculum por motivos de espacio y por ser ampliamente conocido. Joseph Mengele llegó a Latinoamérica por Argentina, donde vivió hasta (1954) como el Doctor Helmut Gregor. El (25 de febrero de 1954) obtuvo sus documentos argentinos y el (25 de julio de 1956) se casó en Nueva Helvecia, departamento de Colonia, Uruguay, con su verdadero nombre españolizado como José Mengele con Martha María Will, viuda de su hermano Karl. A fines de (1959) o principios de (1960) escapa de la Argentina probablemente a Paraguay vía Uruguay y Brasil. Sobre esta huida del “Angel de la Muerte” queremos detenernos un instante, porque aquí aparece nuevamente la Iglesia Católica Apostólica Romana mezclada en esta siniestra historia.
Existe un documento exhumado en diciembre de (1985) por el periodista argentino Horacio Verbitsky, que hecha luz sobre la relación de los nazis con el General Argentino Osiris Guillermo Villegas, de conocida militancia ultraderechista. El “papel” (fechado en mayo de 1964) está agregado al expediente que sobre el criminal de guerra tenía el Consulado de Alemania en Buenos Aires, Argentina y lleva la firma del Doctor Orestes Frondizi. Allí se dice que luego de la captura de Adolf Eichmann, miembros de la colonia nazi le pidieron a Villegas un juego de documentos para que Joseph Mengele pudiera salir del país.
La tarea le fue encomendada al ex capitán de la “Wehrmacht” Otto Kempe, que estaba conectado con el referido oficial argentino, a quién recibía habitualmente en su casa de Acassusso. A los pocos días Osiris Guillermo Villegas consiguió una cédula de identidad falsa con el número 4.039.316 a nombre de Alfredo Mayen, y ese fue el documento que usó Joseph Mengele para salir del país. La cédula y el pasaporte correspondiente fueron confiados (para que se las hiciera llegar a Joseph Mengele) a la hermana del Ex-General de las SS Wilhem Lohmann, quién había sido Jefe de la Policía de Adolf Hitler en Polonia, siendo posteriormente detenido y acusado en Bonn, Alemania en marzo de (1960) por el asesinato de más de 300.000 personas en el Campo de Concentración y Exterminio de Kulm, Suiza.
Esta mujer que se llamaba Hedwig Theresa Lohmann, se había ido a Argentina en (1952), trabajó en un estudio jurídico de la calle Lavalle al 1473, luego en la gerencia de Schering Argentina y posteriormente en la sección administrativa de la Mercedes Benz Argentina, donde también había trabajado también Karl Adolf Eichmann. Ya en poder de los documentos falsos, Joseph Mengele viajó a Uruguay vía Colonia. Una vez allí, y según se puede leer textualmente en el Semanario “El Periodista” de Buenos Aires, de fecha (22 de noviembre de 1985), donde se relata detallada y documentadamente la fuga del “Angel de la Muerte” de Argentina, “…un primo de los Lohmann, el cura católico Ahrens, sacerdote redentorista con residencia en Montevideo, fue quién esperó a Mengele en el puerto de Colonia, y lo acompañó después hasta la ciudad de Rivera, donde pasó clandestinamente a Brasil”.
Karl Adolf Eichmann (1906 – 1962). Fue uno de los directos responsables de la “Solución final al problema judío”, eufemismo con el cual se designó al genocidio organizado de 7 millones de personas. Al finalizar la guerra cayó prisionero de los estadounidenses, quienes ignoraban su verdadero nombre ya que se hacía llamar Eckmann. Luego de un tiempo de estar detenido pudo huir del campo de prisioneros y se mantuvo oculto en los bosques cerca de Hamburgo, Alemania trabajando como leñador. Sin embargo según cuenta Isser Harel (Comandante del Grupo del Servicio Secreto Militar Israelí que capturó a Karl Adolf Eichmann) en su libro “La Casa de la Calle Garibaldi”: “Una vez terminada la guerra Adolf Eichmann se había ocultado en un monasterio alemán manejado por monjes católicos croatas”.
En el mismo documento figura la versión dada por el propio Karl Adolf Eichmann de cómo y de qué forma llegó a Argentina. Esta es la transcripción textual: “Me enteré de la existencia de unas organizaciones que habían ayudado a otros a abandonar Alemania. A principios de (1950) establecí contacto con una de esas organizaciones. Consiguieron que pudiera salir hacia Italia. Un monje franciscano de Génova me facilitó un pasaporte de refugiado a nombre de Richard Klement junto con un visado para Argentina. A mediados de 1950 llegué a Buenos Aires”. El (15 de julio de 1950) arribó a Buenos Aires, Argentina a bordo del Giovanni C, el mismo buque que 2 años antes habría desembarcado en el mismo puerto a Martin Bormann. Su pasaporte de la Cruz Roja Internacional estaba correctamente visado por el Cónsul Argentino en Génova, Italia.
En el mismo documento figura la versión dada por el propio Karl Adolf Eichmann de cómo y de qué forma llegó a Argentina. Esta es la transcripción textual: “Me enteré de la existencia de unas organizaciones que habían ayudado a otros a abandonar Alemania. A principios de (1950) establecí contacto con una de esas organizaciones. Consiguieron que pudiera salir hacia Italia. Un monje franciscano de Génova me facilitó un pasaporte de refugiado a nombre de Richard Klement junto con un visado para Argentina. A mediados de 1950 llegué a Buenos Aires”. El (15 de julio de 1950) arribó a Buenos Aires, Argentina a bordo del Giovanni C, el mismo buque que 2 años antes habría desembarcado en el mismo puerto a Martin Bormann. Su pasaporte de la Cruz Roja Internacional estaba correctamente visado por el Cónsul Argentino en Génova, Italia.
La Delegación de Asociaciones Israelitas en Argentina protestó enérgicamente ante el Cardenal Primado, Monseñor Antonio Caggiano. Nunca obtuvieron respuesta. Y ello no es de extrañar. Tres años antes Antonio Caggiano había tomado posición sobre los nazis en la Argentina. Refiriéndose al ejecutor de la “Solución Final al Problema Judío” Karl Adolf Eichmann, y según consigna el Diario “La Razón” del (23 de diciembre de 1960), el cardenal manifestó textualmente que el acusado “había llegado a nuestra patria en busca de perdón y olvido y no importa como se llame, Ricardo Clement o Adolf Eichmann; nuestra obligación de cristianos es perdonar lo que hizo”.
Klaus Barbie Altman (1913 – 1991). Nació el (25 de octubre de 1913) en Bad Godesberg, Bonn. En abril de (1933) ingresó a las Juventudes Hitlerianas y a principios de (1935) comenzó a trabajar en los servicios de seguridad que controlaba Heinrich Himmler e ingresó a las SS. Después de una vertiginosa carrera en (1942) pasó a comandar el Departamento IV de la Gestapo de la ciudad de Lyon en Francia. El (9 de noviembre de 1943) fue condecorado con la Cruz de Hierro de 1° Clase con Espada. Su mérito fue haber detenido, torturado y asesinado al Jefe de la Resistencia Francesa Jean Moulin.
Tras la derrota fue juzgado y condenado a muerte en rebeldía por el tribunal de Lyon el (25 de noviembre de 1954). Fue encontrado culpable por el asesinato de 4531 personas, por el envío a campos de muerte de 7591 judíos, y por la detención de 14311 miembros de la Resistencia Francesa, a muchos de los cuales torturó personalmente. Detenido por los estadounidenses logró convencerlos que les podía ser útil colaborando con los servicios de inteligencia militar. A principios de (1951) semejante “colaborador” se transformó en un verdadero problema, por lo que en marzo de ese año la “Central Intelligence Corps” decide deshacerse de Klaus Barbie, quién procura la forma de escapar hacia Latinoamérica, logrando finalmente, con ayuda católica, abordar el vapor “Corrientes” (con destino a Buenos Aires) en el puerto italiano de Génova. La última gestión la hizo el Obispo Católico Krunoslav Draganovic.
Según contara el propio Klaus Barbie, él y el prelado católico visitaron el Consulado Argentino en Roma, en el 38 de la Vía Albaro, donde los funcionarios lo saludaron con un inesperado “Heil Hitler” que el nazi no contestó pues temía que fuera una trampa. El 22 de marzo embarcó finalmente con una visa argentina a nombre de Klaus Altmann acompañado por su esposa Regina Margareta y su hijo Klaus Georg. De Buenos Aires, Argentina viajó a La Paz, Bolivia donde vivió hasta (1983), año en que fue extraditado a Francia, donde fue sometido a juicio y finalmente condenado (en julio de 1987) a la pena de cadena perpetua. Murió en Lyon, Francia, en (1991).
Tras la derrota fue juzgado y condenado a muerte en rebeldía por el tribunal de Lyon el (25 de noviembre de 1954). Fue encontrado culpable por el asesinato de 4531 personas, por el envío a campos de muerte de 7591 judíos, y por la detención de 14311 miembros de la Resistencia Francesa, a muchos de los cuales torturó personalmente. Detenido por los estadounidenses logró convencerlos que les podía ser útil colaborando con los servicios de inteligencia militar. A principios de (1951) semejante “colaborador” se transformó en un verdadero problema, por lo que en marzo de ese año la “Central Intelligence Corps” decide deshacerse de Klaus Barbie, quién procura la forma de escapar hacia Latinoamérica, logrando finalmente, con ayuda católica, abordar el vapor “Corrientes” (con destino a Buenos Aires) en el puerto italiano de Génova. La última gestión la hizo el Obispo Católico Krunoslav Draganovic.
Según contara el propio Klaus Barbie, él y el prelado católico visitaron el Consulado Argentino en Roma, en el 38 de la Vía Albaro, donde los funcionarios lo saludaron con un inesperado “Heil Hitler” que el nazi no contestó pues temía que fuera una trampa. El 22 de marzo embarcó finalmente con una visa argentina a nombre de Klaus Altmann acompañado por su esposa Regina Margareta y su hijo Klaus Georg. De Buenos Aires, Argentina viajó a La Paz, Bolivia donde vivió hasta (1983), año en que fue extraditado a Francia, donde fue sometido a juicio y finalmente condenado (en julio de 1987) a la pena de cadena perpetua. Murió en Lyon, Francia, en (1991).
Martin Ludwig Bormann, Jefe de la Cancillería y Director del NSDAP desde (1941) y Secretario Personal de Adolf Hitler. Nació en Halberstadt el (17 de junio de 1900). A los 18 años comenzó su militancia en el Freikorps Rossbach uno de los Grupos de Ultraderecha opuestos a la República de Weimar. Allí recibió su primera condecoración, la “Blutorden” (Orden de Sangre), tras el asesinato del maestro Walter Kadow. En (1927) se afilió al Partido Nazi y 2 años más tarde se casó con la hija del Presidente del Tribunal del Partido Nazi, Gerda, con la cual tuvo 9 hijos, el segundo de ellos, Adolf Martin, es actualmente sacerdote jesuita. En (1933) se convirtió en el Jefe de la Secretaría del Lugarteniente de Adolf Hitler, Rudolf Hess; en (1941) lo reemplazó convirtiéndose en el delfín del Führer, y en (1943) se convirtió en Secretario General del Partido Nazi Alemán. El (1 de octubre de 1946) fue sentenciado en Nüremberg a morir en la horca luego de haber sido acusado y juzgado por los delitos de conspiración, crímenes de guerra y crímenes contra la Humanidad. Martin Ludwig Bormann fue el único de los jerarcas nazis juzgados en Núremberg que fue sentenciado en ausencia. Fue y continúa siendo el mayor fantasma político de la postguerra.
Recorrer cualquier archivo periodístico desde (1945) a (1973) permite hacer una comprobación irrefutable: Nunca se dejó de perseguir Martín Ludwig Bormann. Considerado vivo por los jueces de Núremberg diversos grupos intentaron capturarlo durante décadas. De acuerdo a distintos testimonios que fueron recogidos por servicios de inteligencia y reporteros desde mediados de (1945) hasta (1973) se lo identificó o se creyó identificarlo casi 70 veces. Cincuenta de ellas en América del Sur, una en Moscú, Rusia, otra en Sudáfrica, y 16 en Europa. De estas 16 veces que se lo vio en Europa, 15 de ellas corresponden a los itinerarios seguidos por la “Ruta de las Ratas” o
“Ruta de los Monasterios”
. A Martín LudwiBormann se lo ha dado por muerto por lo menos en siete ocasiones, 3 de esos decesos habrían ocurrido la Noche de la Caída de Berlín (del 1-2 de mayo de 1945) al intentar escapar del Bunker de la Cancillería; 2 veces habría muerto en Bariloche, Argentina; una vez en Asunción, Paraguay y la última muerte registrada a fines de 1972 habría sido en Tupiza, Bolivia, tras las paredes de un convento donde el hombre más buscado del mundo se habría refugiado vistiendo hábitos sacerdotales y haciéndose llamar “Padre Augustín von Lagerbach”.Según escribe el investigador Philippe Aziz, en su libro “Los Criminales de Guerra”, DOPESA, Barcelona, (1975), “Argentina constituyó el refugio más inviolable de los nazis. Documentos recientes y serios han establecido de una manera formal que Martin Bormann hizo transferir, por avión, de noviembre de (1944) a marzo de (1945), fondos extremadamente importantes (oro, divisas extranjeras, títulos bursátiles y acciones de sociedades). Los agentes de la CIA llegaron incluso a identificar en (1953), los nombres de los aviadores que realizaron estos vuelos, los bancos y los números de estas cuentas bancarias. Por desgracia, el gobierno de EUA se ha opuesto hasta hoy a la publicidad de estas investigaciones que podrían aportar interesantes revelaciones sobre el famoso tesoro nazi”.
Heinrich “GESTAPO” Müller. Nació el (24 de abril de 1900) en Baviera, Alemania. En (1919) ingresó como asistente al Departamento de Policía de Munich, Alemania, en (1934) fue transferido a la GESTAPO, en (1937) fue ascendido a Coronel y en (1938) ingresa a las SS. Un año más tarde llegó a la cima: Fue nombrado “Jefe Máximo de la GESTAPO” y desde entonces reportó directamente al “Reichführer” Heinrich Himmler. Fue el directo responsable de los millones de personas que sufrieron la cárcel, la tortura y la muerte en manos de la policía política de Adolf Hitler. En (1944) después del atentado contra el “Führer”, se encargó personalmente de la investigación y como consecuencia de ello mandó fusilar 7000 personas.
El (27 de abril de 1945), 3 días antes de la muerte de Adolf Hitler y Eva Braun, fue visto por última vez en el bunker de la cancillería. Había borrado cuidadosamente sus rastros: había destruido los legajos donde estaban las fichas con sus huellas dactilares y había ordenado perfectamente los archivos que habría de llevarse consigo en una fuga cuidadosamente planeada, a tal punto que simuló su propio entierro con lápida y todo. Cuando los aliados exhumaron los restos del supuesto Heinrich “GESTAPO” Müller, estos correspondían a los huesos de 2 mujeres y un niño.
Ello provocó que fuera uno de los fugitivos más difíciles de rastrear. Sin embargo con el tiempo múltiples y pacientes pesquisas han logrado reconstruir los detalles de parte de su fuga, que habría sido de esta manera: En los primeros días de mayo de (1945), vistiendo uniforme de soldado raso, Heinrich “GESTAPO” Müller consiguió llegar hasta Kassel en compañía de su asistente Hans Scholtz, desde allí cruzó la frontera austríaca el (16 de mayo de 1945) en las cercanías de Mittenwald, en las montañas de Sattelberg. El (27 de mayo de 1945) fueron escondidos en una granja cerca de Worgl, en el Tirol austríaco, por el SS Walter Brünner, también buscado por los aliados por el asesinato de 730 judíos en la Unión Soviética. Desde allí tomaron la “Ruta de las Ratas” o “Ruta de los Monasterios” que los llevó hasta Merano y de allí a Roma, Italia. En Roma estuvieron escondidos en un convento católico croata, y allí Heinrich “GESTAPO” Müller consiguió su primer documento falso a nombre de “Jean Belinsky”, polaco de Lodz. Desde allí su rastro se vuelve difícil de seguir. Se cree que habría viajado a Argentina a mediados de la década de (1950).
Franz Stangl (1898 – 1971). Comandante del Campo de Concentración y Exterminio de Sobibor entre marzo y setiembre de (1942), y del Campo de Concentración y Exterminio de Treblinka entre esa fecha y agosto de (1943). Terminada la Segunda Guerra Mundial accedió a la
“Ruta de las Ratas” o
“Ruta de los Monasterios” que controlaba el Vaticano y el Obispo Católico Austriaco Alois Hudal, hasta que finalmente mientras estaba escondido en Roma, Italia logró salir con su familia y documentos con su verdadero nombre hacia Damasco, Siria. Posteriormente viajó a Beirut, Líbano y en (1951) se estableció en Brasil. Capturado y extraditado en (1967) fue juzgado en Dusseldorf, Alemania donde se lo encontró culpable por el asesinato de 700.000 personas (la gran mayoría judíos) y fue condenado a cadena perpetua.