sábado, 22 de enero de 2011

FRÁSES




MOVIMIENTO RELIGIOSO PROTESTANTE NAZI “MOVIMIENTO ALEMÁN CRISTIANO” O “MOVIMIENTO DE LOS CRISTIANOS ALEMANES” (EN ALEMÁN “DEUTSCHE CHRISTEN”)





“Llamamos a los cristianos a participar en la gran hora que acaba de sonar y reconocer en ella una misión confiada por Dios a su Iglesia. La Iglesia debe integrarse en el Tercer Reich, ser puesta al ritmo de la revolución nacional, ser modelada por las ideas del nazismo. Llamamos a Adolf Hitler a interpretar las Escrituras. Dios ha marcado a Alemania con su sello”. (Manifiesto del Movimiento Alemán Cristiano o Movimiento de los Cristianos Alemanes en 1933).

“Una nación, una raza, un Führer”. (Movimiento Alemán Cristiano o Movimiento de los Cristianos Alemanes).

“Alemania es nuestra misión. Jesucristo es nuestra fuerza”. (Movimiento Alemán Cristiano o Movimiento de los Cristianos Alemanes).

“La svástica en el pecho y la cruz en el corazón”. (Movimiento Alemán Cristiano o Movimiento de los Cristianos Alemanes).

“Dios me ha creado alemán. Ser alemán es un don del Señor. Dios quiere que combata por mi germanismo”. (Movimiento Alemán Cristiano o Movimiento de los Cristianos Alemanes).

“Servir en la guerra no es una violación de la conciencia cristiana sino obediencia a Dios”. (Movimiento Alemán Cristiano o Movimiento de los Cristianos Alemanes).

“Saludamos a nuestro Führer, dando gracias a Dios por la viril acción y las claras palabras que han devuelto el honor a Alemania. Nosotros, pastores evangélicos, aseguramos fidelidad absoluta y encendidas plegarias”. (Martin Niemoller, Teólogo Protestante Alemán, quien luego se convertiría en uno de los mayores opositores del Nazismo, 1933).

“Nosotros, los cristianos alemanes, creemos por unanimidad que le espera un destino muy importante al pueblo alemán de la mano de Adolf Hitler y con todo corazón nos asociamos a él”. (Joachim Hossenfelder, Pastor Protestante).

“Martin Lutero ha dicho que un campesino puede ser más piadoso mientras ara la tierra que una monja cuando reza. Nosotros decimos que un nazi de los Grupos de Asalto está más cerca de la voluntad de Dios mientras combate, que una Iglesia que no se une al júbilo por el Tercer Reich”. (Joachim Hossenfelder, Pastor Protestante).

“La cruz en forma de svástica y la cruz cristiana son una misma cosa. Si Jesús tuviera que aparecer hoy entre nosotros sería el líder de nuestra lucha contra el marxismo y contra el cosmopolitismo antinacional”. (Doctor Wieneke-Soldin, Pastor Protestante). 

“En la persona del Führer nosotros vemos al enviado de Dios que sitúa a Alemania delante del señor de la historia, que nos llama a abandonar el culto de los muertos, el culto de los fariseos y los levitas por el servicio sagrado del samaritano. Por eso, en nuestra calidad de hombres que quieren ser pastores, tomamos partido por él. Su combate y su victoria han sido tan estimulantes para las iglesias como para los otros dominios de la vida popular. En la noche espesa de nuestra historia cristiana y eclesiástica, Adolf Hitler ha aparecido para nuestro tiempo como la transparencia maravillosa, como la ventana por la que la luz caía sobre la historia del cristianismo. A través de él, podemos ver al Salvador actuando en la historia de los alemanes”. (Siegfried Leffler, Pastor Protestante, 1935). 

“Ser cristiano no significa para nosotros nada más que poseer la fuerza de sostener el programa nacional-socialista”. (Siegfried Leffler, Pastor Protestante, en el Palacio de los Deportes de Berlín, en 1938).

El “Movimiento Alemán Cristiano” ó “Movimiento de los Cristianos Alemanes” creía que las desgracias que Alemania había tenido que soportar durante los tiempos de la Republica Weimar, habían sido: La carencia de las clases de religión en las escuelas, el alejamiento de Dios, la pérdida del “Espíritu Alemán”, las traiciones a la Patria, el Libertinaje y la caída de los índices de la natalidad.

La actitud de los cristianos bajo el Nacionalsocialismo (Nazismo), tanto los católicos como los protestantes, fue particularmente delicada. Entre los pastores protestantes hubo muchas adhesiones —más de 3.000 entre 17.000— a los pronazis “Deutsche Christen” (“Movimiento Alemán Cristiano" o “Movimiento de los Cristianos Alemanes”, 1932) y la “Deutsche Evangelische Kirche” (“Iglesia Evangélica del Reich”, 1933) dirigida por el Obispo Johann Heinrich Ludwig Müller. Se intentaba conseguir una “Positives Christentum” (“Cristiandad Positiva”) que “purgase el Cristianismo de Influencias Judías”. Se aceptó la aplicación a los clérigos y sus esposas de la legislación de pureza racial aria. 

La simpatía y militancia del “Movimiento Alemán Cristiano” o “Movimiento de los Cristianos Alemanes” (en alemán “Deutsche Christen”) no fue la de un grupo minoritario sino la expresión de la mayoría de los protestantes: En las Elecciones Eclesiásticas de julio de (1933) el “Movimiento Alemán Cristiano” o “Movimiento de los Cristianos Alemanes” (“Deutsche Christen”) obtenía el 75 % de los sufragios de parte de los mismos protestantes que, a diferencia de los católicos, en las elecciones políticas habían asegurado la mayoría par­lamentaria al “NSDAP" (enalemán “Nationalsozialistiche Deutsche Arbeiter Partei", "Partido Nacionalsocialista Alemán del Trabajo”).

En Alemania, la mayoría de los Adventistas también abogaban por el extremo nacionalismo y la colaboración militar activa.Un Autor Adventista argumentaba en diciembre de (1915) que “la Biblia enseña, primero, que participar en la guerra no se opone al sexto mandamiento; y segundo, que combatir en sábado no transgrede el cuarto mandamiento”. Sin embargo, después de la Primera Guerra Mundial, en una reunión de la División Europea en Gland, Suiza, el (2 de enero de 1923), los dirigentes de la Iglesia Adventista en Alemania reconocieron el error de su política, y confesaron su lealtad a la Comunidad Adventista Mundial. Sin embargo, esta declaración quedó debilitada por un pronunciamiento adicional que reconocía que cada miembro poseía “absoluta libertad para servir a su país, en todo momento y en todo lugar, de acuerdo con los dictados de su convicción personal y su conciencia”.

En (1928), antes de la llegada de Adolf Hitler al poder, los Adventistas Alemanes estaban pidiendo un “Führer Fuerte”. Artículo tras artículo trataba de este ideal de “Führer” en escritos alemanes y en publicaciones Adventistas. Màs tarde, los Escritores Adventistas dieron la bienvenida, en sus publicaciones y también con su voto, al aparente renacimiento de Alemania. Cuando algunos Adventistas Alemanes rehusaron saludar la bandera con la svástica y hacer el saludo fascista, el Presidente de la Conferencia de Alemania Oriental, W. Mueller, arguyó que esto era malo para la imagen de la Iglesia Adventista. Terminó diciendo que “bajo ninguna circunstancia tienen los Adventistas derecho a resistir al gobierno, ni aunque el gobierno les impida ejercer su fe”. La resistencia sería desafortunada porque marcaría a los Adventistas como opositores al Nuevo Estado, una situación que debería evitarse. Kurt Sinz, Escritor Adventista, y Editor de Varias Publicaciones Religiosas Adventistas, veía el fuerte mandato de Adolf Hitler al comienzo del Régimen Nacionalsocialista como “Designio de Dios”. 


Otto Bronzio fue un paso más allá, pues dijo en el Periódico Oficial Adventista, “Der Adventbote”, que "la revolución nacionalsocialista era la más grande de todos los tiempos, porque hacía del mantenimiento de una herencia pura la base de su vida étnica”. Esta idea de una “Herencia Pura”, instigada por Adolf Hitler y proclamada a través de la Nación Alemana, también afligía a los Adventistas Alemanes. Los Adventistas Alemanes imprimían con frecuencia comentarios negativos con relación a los judíos, apoyaban tácitamente la esterilización de los mentalmente incapaces, y muchos fueron arrebatados en el estimulado orgullo del nacionalismo alemán. La misma doctrina de la superioridad de Alemania sobre otras naciones fue trasladada a la Educación Adventista en Alemania, donde se estimulaba a los estudiantes a aprender a “tener voluntad y a pensar en alemán”. 


Símbolo del Movimiento Religioso Protestante Nazi “Movimiento Alemán Cristiano” o “Movimiento de los Cristianos Alemanes” (en alemán “Deutsche Christen”). El estatuto de la Iglesia Protestante se modeló según el del Partido Nazi, incluido el denominado “párrafo ario” que impedía la ordenación de pastores protestantes que no fueran de “Raza Pura” y dictaba restricciones para el acceso al Bautismo de quien no poseyera buenos antecedentes de sangre.


El Educador W. Eberhardt insistía, además, que las Escuelas Adventistas alimentaban “el espíritu nacionalsocialista” entre períodos de clases, cuando revisaban las noticias, estudiaban los ideales nacionalsocialistas (nazis), y cantaban canciones nacionales alemanas. En (1936), el Pastor Adventista C.H. Watson (quien fue Presidente de la Conferencia General), fue interrogado por uno de los Directores de la Obra en Europa referente al Gobierno de Adolf Hitler, y él dio la siguiente respuesta: “Nosotros podemos glorificar a Dios por tener el presente Gobierno. Adolf Hitler ha recibido su poder de Dios”. (Extraído de Erwin Sicher en “Las Publicaciones Adventistas del Séptimo Día y la Tentación Nazi” y de “Estudios de la Biblia”, mayo 20-21 de 1936). Con una creciente presión para una mayor colaboración, muchos Adventistas de todos los grupos de edades ingresaron a Organizaciones Nazis, como la Juventud Hitleriana, la BDM (Asociación de Jovenes Alemanas), el Servicio Laboral, y la Cruz Roja Alemana. Todos estos clubes estaban diseñados para fines de adoctrinamiento nazi, y aunque los Adventistas Alemanes sabían que los participantes en el “Servicio Laboral” eran miembros de las SA (Sturmabteilung, Sección de Asalto), las SS (Schutzstaffel, Escuadrón de Protección), y Stanhelm, los grupos más fanáticos que adoctrinaban y militarizaban a los jóvenes, aprobaban la participación en los clubes. Johannes Langholf apoyaba fuertemente al “Servicio Laboral”. Escribió en “Aller Diener”: “Esperamos que cada miembro obedezca el mandamiento divino, "orar y trabajar". Sería absolutamente contrario a nuestra comprensión si rehusamos participar en el Servicio Laboral”. En Alemania y en Austria, los Adventistas Alemanes y Austríacos apoyaron la Política Exterior de la Alemania Nazi y la guerra. La posible falta de acceso a información confiable y, como resultado, un concepto erróneo de la verdadera situación, les llevó a creer que el Führer era “un hombre de paz”. Cuando Austria fue incorporada a la Alemania Nazi (Tercer Reich), los Adventistas Alemanes “compartieron la felicidad del regreso de Austria a la madre patria”. Creían que con la ayuda de Dios “nuestro capaz Führer Adolf Hitler se convirtió en el liberador de Austria”. La liquidación de Checoslovaquia el (16 de marzo de 1939), y el ataque a Polonia, también fueron justificadas por los Adventistas Alemanes. Sin embargo, en un Editorial, Sinz pudo escribir que, en vista de las “inhumanas torturas que nuestros camaradas del pueblo han sufrido entre este pueblo extranjero”, el ataque nazi alemán esté probablemente justificado. Los Adventistas continuaron apoyando a Adolf Hitler, y celebraron sus 50 años, 11 días después de que la guerra había escalado en el Oeste con la Invasión de Dinamarca y Noruega por Alemania el (9 de abril de 1940).

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